Monasterio de la Colegiata

La hoy conocida como Colegiata de Santa Juliana tiene su origen en la expansión del antiguo monasterio, Monasterio de la Colegiata a mediados del siglo XII. Fue construido por un grupo de monjes para contribuir a la repoblación de la zona y crear una pequeña ermita en la que exponer las reliquias de la mártir Juliana, que traían consigo. Por aquel entonces la aldea toma el nombre del monasterio: “Sancta luliana”, que declinó en la actual Santillana.

colegiata-santillana

Transformación de Monasterio a Colegiata

La transformación del antiguo monasterio en Colegiata, al cambiar la regla benedictina que lo regla por la de la orden de Canónigos de San Agustín, se produce a mediados del siglo XII, época en que se edifica el templo actual, en estilo románico, que es el más amplio de la cornisa cantábrica.

Hoy en día no se conservan restos del monasterio primitivo. Se supone que era una sencilla construcción de piedra con ábside rectangular y cubierta de madera, a semejanza de otras edificaciones visigóticas o mozárabes. De la estructura actual destaca la iglesia, de estilo románico influenciada por las corrientes del sur, a partir del paso del Camino de Santiago por las provincias de Burgos y Palencia.

Su estructura de tres ábsides y tres naves sigue el modelo de Frómista (Palencia) y del románico internacional que penetra en Castilla por el Camino de Santiago.

Características

Su fachada principal se encuentra orientada al sur y precedida de un amplio atrio, cuenta con un arco de medio punto rodeado de arquivoltas con un friso que representa al Pantocrator y una hornacina con la imagen de Santa Juliana en el friso. Sus capiteles reflejan una gran variedad de motivos florales y figurados, ambos representativos de la iconografía románica.

La escultura de su porticada, capiteles y canecillos  evocan los temas fundamentales de la religiosidad medieval, en particular la lucha entre el Bien y el Mal, y la necesidad de la penitencia y el perdón para salvarse de las penas del infierno.

Este mensaje se muestra a través de alegorías y símbolos animales (leones, pelícanos, palomas, cuervos, serpientes, cabras…) y vegetales (manzanas, helechos, acanto, lirios, vid, uvas, piñas…) así como algunas escenas humanas.

En el centro del crucero se erige el sepulcro de Santa Juliana, cuyas reliquias se guardan en la arqueta del retablo con los escudos de la Casa de la Vega.

El retablo mayor es una excelente obra de estilo hispano-flamenco de finales del XV, con tablas pictóricas relativas al martirio de la santa y esculturas de apóstoles y evangelistas.

El frontal del altar es una soberbia pieza de platería mexicana. En el coro se conserva un notable órgano barroco, y en la capilla bautismal, además de la pila románica, un excepcional pantocrátor realizado en torno al año 1200.

El claustro, adosado a la fachada norte de la iglesia, muestra en sus 42 capiteles de variada temática una completa evolución de la escultura románica. Junto a sus muros se observan los sarcófagos con motivos heráldicos de personajes relevantes del clero y la nobleza.

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