Las Rozas de Valdearroyo abarca una superficie de 57,4 km2 en los que se asientan apenas trescientos habitantes. Está situado en la comarca de Campoo, justo en el límite con la provincia de Burgos.
Dista 84 kilómetros de la capital cántabra y tiene una altitud sobre el nivel del mar de 844 m. El término municipal, que limita al norte con Campoo de Yuso, al oeste con Campoo de Enmedio y Valdeprado del Río, y al sur y este con el territorio burgalés, está compuesto por las localidades de La Aguilera, Arroyo, Bimón, Bustasur, Las Rozas, Llano, Renedo y Villanueva.
Perteneciente a la antigua Hermandad de Yuso, las primeras referencias documentales aparecen en la iglesia románica de Bustasur, en la que existe una inscripción fechada en el año 1112.
De la extensión total que ocupa el municipio, casi un tercio se corresponde con la superficie inundada del pantano del Ebro, una obra que ha causado un profundo cambio en el medio natural y que ocasionó la desaparición de la totalidad de las zonas llanas del valle del río Ebro y del Virga dedicadas al cultivo.
Las Rozas de Valdearroyo cuenta con buenas manifestaciones arquitectónicas correspondientes al románico popular, como son las iglesias de San Julián de Bustasur y de la Inmaculada Concepción, en Arroyo, y la surgente torre emergida de la anegada iglesia de San Roque, en Villanueva. Además, forma parte del patrimonio municipal la ferrería de La Pendía, en la localidad de Bustasur, y los restos del ferrocarril hullero de La Robla.
Las referencias al municipio son bastante antiguas. Ya a finales del XVIII los pueblos de Las Rozas de Valdearroyo participaban en las juntas generales de la Merindad de Campoo a través de los diputados de la Hermandad de Campoo de Yuso, de la que formaban parte.
Con la llegada del régimen constitucional (1822), Las Rozas fue incorporado a la provincia de Santander y en 1835 se instituyó un ayuntamiento denominado Campoo de Yuso, y en el que Las Rozas de Valdearroyo se incluyó hasta 1890 cuando se segregó y constituyó como municipio autónomo, manteniéndose así hasta hoy.
A finales del siglo XVIII y principios del XIX el municipio vivió un temprano proceso de industrialización basado en la minería y en las industrias de vidrio basado en las arenas abundantes que se extrajeron del territorio.
No obstante a finales del siglo XIX los altos costes de producción y los problemas para colocar la producción en el mercado hicieron a la industria entrar en una crisis que se agravó cuando a principios del siglo XX los proyectos de construcción del Embalse del Ebro incluyeron entre las zonas previsibles de ser anegadas, gran parte de las minas y de las zonas de extracción. En torno a 1913 las industrias procedieron a su cierre.
Las Rozas fue el municipio más afectado por la inundación del Embalse del Ebro. Tres pueblos completos quedaron totalmente sumergidos bajo las aguas, concretamente fueron Medianedo, La Magdalena y Quintanilla.
Otros muchos fueron sumergidos parcialmente, siendo muchos de ellos reconstruidos a orillas del embalse. Un total de siete iglesias y dos ermitas quedaron sumergidas bajo las aguas. La torre de la iglesia de San Roque, en Villanueva es visible aún pues aunque fue inundada, quedó muy cerca de la orilla. Una pasarela de madera permite salvar el agua y acceder al campanario, siempre que el nivel del embalse no esté demasiado alto.